UN MODELO ALTERNATIVO DE CONVIVENCIA

El trabajo en un microsantuario ofrece la oportunidad de establecer un vínculo personal muy fuerte y estrecho con cada habitante. Conocerles a fondo y de forma individual no solo es importante de cara a los cuidados, sino que también es un enriquecimiento emocional mutuo.

Este conocimiento permite la adaptación del trabajo a sus necesidades y preferencias. Además, de esta manera se individualizan sus cuidados lo máximo posible, ya que se tiene la flexibilidad necesaria para establecer horarios y rutinas a través de la observación del comportamiento de cada una de las residentes. 

Otro de los puntos relevantes de este modelo de convivencia es que favorece el poder dedicar más tiempo a la interacción social con ellas. Esto refuerza en gran medida su confianza y seguridad hacia la cuidadora, pero también mejora la comunicación interespecie y provee de herramientas útiles a la hora de detectar algún posible problema. 

Por otro lado, la estrecha convivencia también facilita la comprensión de las dinámicas sociales de los distintos grupos de refugiadas. Dichas dinámicas no son estáticas, sino que cambian por diversos factores, como la edad, la época del año, el estado de salud, el cambio de amistades, la llegada de alguien nuevo e incluso la muerte. 

Eli dándose un baño de tierra

La consecuencia principal de todos los puntos anteriores es que al, final, las residentes tienen más autonomía y capacidad de decisión, y son ellas las que marcan las pautas de sus rutinas. El trabajo de la cuidadora consiste simplemente en interpretar sus preferencias e ir adaptándose a ellas.

Un ejemplo práctico de todo esto es que la mayoría prefieren cenar en sus recintos para luego acomodarse en sus casetas en el orden y tiempos que cada grupo tiene establecido según su jerarquía y costumbres. Por tanto, el papel de la cuidadora es el de asegurar que todas estén bien, que cenen y se acuesten tranquilas para que, al caer la noche, estén ya cómodas y seguras en sus habitaciones. 

En este modelo de convivencia y de trabajo también es de vital importancia aplicar los principios en los que se basa a las humanas que forman parte de él. Tanto cuidadoras como voluntarias, colaboradoras o visitantes son una parte fundamental del proyecto y por tanto sus vínculos han de ser cuidados y sus necesidades respetadas para que sea un espacio seguro de verdad y para todes.