En el patio trasero de la casa vive el único grupo mixto del refugio, compuesto por diez gallinas y un gallo. Pertenecen a razas creadas para la explotación de sus huevos, por lo que se benefician enormemente de los implantes hormonales.

La mayoría de ellas tiene un carácter independiente y «rebelde», ya que que llegaron al refugio con tan solo unos días de vida. No han conocido la inseguridad ni el miedo hacia los humanos, de forma que su día a día consiste en una sana (y envidiable) rutina de baños de tierra y sol.